JOAQUÍN MARÍA CRUZ QUINTÁS (Jaén, 1981) es licenciado en Filología Hispánica por la UJA. Doctorando en posesión del Diploma de estudios avanzados (DEA), otorgado por las Universidades de Jaén y Granada, dentro del Programa interuniversitario de doctorado El Veintisiete desde hoy en la literatura española e hispanoamericana (La Edad de Plata). Profesor de Lengua castellana y Literatura y Latín en el I.E.S. Ruradia (Rus, Jaén).
El Saturno andaluz
Saturno devorando a sus hijos, temeroso de que lo acaben derrocando. Pedro Pablo Rubens narra la escena con la dulce crueldad insoportable de una pincelada de terciopelo, caricia sobre sangre. El dios sumerge sus repugnantes barbas en el pecho de almidón de una criatura que vuelve el gesto --sin reposo-- hacia la nada, a la búsqueda de una quietud irrecuperable. Mordedura y crimen de viejo baboso, que en Goya se transmuta en horrible alimaña desgreñada, señalando obscenamente con una erección el placer de la destrucción y la muerte.
Por motivos de cronología, junto a la obra del aragonés aparece en el libro que ando hojeando una de las piezas cumbre de Theòdore Géricault: Retrato de un cleptómano (1819-23). Destrucción y robo: simbología total de apenas un par de páginas. De apenas un par de lustros. Los dos últimos, al menos, en la educación andaluza.
Porque los que vienen llevando a cabo estos granujillas cuyos empedrados rostros todos conocemos no es sino un sibilino proceso de destrucción social (aniquilación de la libertad individual, apología del igualitarismo, exaltación del materialismo, estigmatización del disidente) y de robo a los adolescentes. Sí. Les han robado su futuro. Su porvenir de personas libres y críticas. Un destino de acuerdo con sus facultades y esfuerzos.
“No se puede suspender a tanta gente en la ESO. Ya tendrán tiempo de aprender conocimientos en Bachillerato. Ya me pasaré yo por sus clases, señorita, para ver qué metodología aplica”. Oiga, que esta afirmación no procede del diálogo de una película o una obra de teatro. Bueno, del teatro del absurdo de una Andalucía que se pudre atestada de piojos porque a sus reyezuelos les interesa el pastoreo.
Aunque, si ha caído Mubarak, ¿no podrá ocurrir algo similar en Andalucía? Pero a nuestros semicaudillos los sostiene una piedra todavía más pujante que el ejército. La ignorancia de boina, azadón y Canal Sur, por arriba. La de piercing, tatuaje y Canal Fiesta, por abajo.
Joaquín María Cruz Quintás
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