JOAQUÍN MARÍA CRUZ QUINTÁS (Jaén, 1981) es licenciado en Filología Hispánica por la UJA. Doctorando en posesión del Diploma de estudios avanzados (DEA), otorgado por las Universidades de Jaén y Granada, dentro del Programa interuniversitario de doctorado El Veintisiete desde hoy en la literatura española e hispanoamericana (La Edad de Plata). Profesor de Lengua castellana y Literatura y Latín en el I.E.S. Ruradia (Rus, Jaén).

Retazos de fraseología y léxico jaenés (IX)

- Chomino: Es variante de la forma vulgar y de etimología incierta chumino, más habitual en la mayoría del territorio nacional, con la que se designa al aparato reproductor femenino. Esta variante, abrumadoramente mayoritaria en Jaén (con independencia del nivel sociocultural del hablante), es voz surgida con total seguridad por analogía con el vocablo chocho, una de cuyas acepciones sirve para designar a la vulva. El origen de esta última palabra hay que buscarlo en la voz mozárabe šóš, a su vez proveniente de la latina salsus (salado), de donde cabe inferir una clara connotación erótica.

- Chominá´: Por derivación de la variante jaenesa chomino surge la palabra chominada, siempre pronunciada en Jaén, sin excepción alguna, de manera apocopada: chominá´. Significa lo mismo que chorrada o chuminada, es decir, bobada, tontería o estupidez. Sin embargo, su significado en Jaén no siempre es despectivo, sino que, aderezado con el sufijo –ica (tan de la tierra) este vocablo sirve para aludir a realidades u objetos frívolos, simpáticos o de poca importancia: “Mira que le gustan al gachón este las chominaícas.”

- Chominá´ que briegues: Una construcción fraseológica muy arraigada en Jaén es esta, construida siempre con el verbo bregar. Su significado viene a ser el siguiente: “Es inútil que te afanes en hacer lo que te propones, porque no va a servir de nada”. Es expresión de impotencia o prenuncio de ineficacia.

Joaquín María Cruz Quintás

La lengua sodomizada

Cuando la corrección política es llevada hasta lindes extremos y extremosos -tal es la obsesión de nuestros politicastros- halla, como inevitable corolario, el absurdo.

Cuando esta obsesión enfermiza (y, por ende, pandémica) viene macerada por arrobas de soberbia y de autosuficiencia, el destino es verdaderamente fatal. Pero no fatal en tanto que determinado por el fatum o destino. Fatal en tanto que la propia naturaleza de las cosas ha sido contravenida por unos salvadores -mesías de lo cursi- erigidos en victimarios orgullosos de la sociedad que los venera cada cuatrienio.

En el ámbito de la educación, la apología de la estupidez asienta sus posaderas de manera especialmente significativa en la lengua española. El llamado “lenguaje coeducativo” se ha extendido como una gangrena por el cuerpo educativo español, y sus frutos son devastadores. 

En primer lugar, porque el antedicho lenguaje o graznido viola sistemáticamente uno de los principios fundamentales de toda lengua, el de economía lingüística. Decir “alumnos y alumnas”, “profesores y profesoras” y “directores y directoras”, amén de una fanfarria difícilmente asimilable, atenta contra el principio básico mencionado.

En segundo lugar, porque el lenguaje o graznido coeducativo eleva la cursilería a dogma de fe. De esta forma, la candorosa Heidi, hablando al lado de cualquiera de los muchos fundamentalistas de la coeducación, podría parecer el prototipo de macho ibérico. 

En tercer lugar –y este factor es de una gravedad extraordinaria- porque desoye y ningunea las recomendaciones de la Real Academia de la Lengua, a la que alguna politiquilla de la Junta de Andalucía se ha atrevido a tildar de machista, a propósito de este tema. Esto es, se subordina el saber académico a las perversiones de la ideología. Hecho, de nuevo, propio de una dictadura: el sometimiento de las ideas y la cultura.

A la degeneración de la democracia, Aristóteles la denominó oclocracia. Pero de este tema, tan andaluz, hablaremos otro día.


Joaquín María Cruz Quintás

14 de abril

Hoy, 14 de abril de 2009, se conmemora el septuagésimo octavo aniversario de la proclamación de la II República española. Algunos lo que recuerdan es el génesis de una supuesta Arcadia feliz que (según aseguran sin rebozo ni atisbo alguno de cultura) existió “en este país” desde 1931 a 1936. O a 1939 en parte del territorio nacional -digamos estatal, para evitar incómodas confusiones.

La proclamación de la II República en España es uno de los hechos históricos más irracionales o estrambóticos de nuestra historia. Tras unas elecciones municipales, que acaban siendo tomadas como plebiscito, en las que los partidos monárquicos prácticamente cuadruplican en votos a los republicanos, la monarquía se suicida, literalmente. Los monárquicos entregan el poder a los republicanos, fuertemente desmotivados por el importante ascenso de estos últimos. Nacía así un nuevo Régimen que pronto decepcionaría a algunos de sus más pertinaces valedores –Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Unamuno,…- y que albergaría una densidad de crímenes sin parangón en la historia reciente de la nación.

Pero no fue este, como es sabido, el primer intento de traer la República a España. Verbigracia, en diciembre de 1930, los republicanos planearon un golpe de Estado, salido del Pacto de San Sebastián, para instaurar la nueva forma de Estado. En ella participaron personajes de la significación de Queipo de Llano –luego en el bando nacional durante el alzamiento del 36- Maura, Alcalá Zamora, Azaña o el hermano del futuro Caudillo, Ramón Franco, militar masón y anarquista, a quien su hermano reconvino en una carta de indudable interés histórico:

Lo que podía encajar en el cuadro de mediados del pasado siglo es imposible hoy, en que la evolución razonada de las ideas y los pueblos, democratizándose dentro de la ley, constituye el verdadero progreso de la patria, y toda revolución extremista y violenta la arrastrará a la más odiosa de las tiranías.


No sería la última vez que Franco defendiera la legalidad vigente. Lo hizo siempre, a pesar de que no le gustara aquella República tan a menudo carente de orden y de ley. Su papel en defensa de la misma frente al Golpe revolucionario marxista y prosoviético que el PSOE y los anarquistas perpetraron en 1934 fue especialmente significativo. Sólo se sumó al alzamiento en última instancia, cuando la legalidad republicana había sido arrasada en buena parte del país por los desórdenes y las revueltas. 

Pero recordar hechos como estos en un país donde el maniqueísmo ahoga cualquier asomo de matiz acaso no sea de lo más apropiado.

Joaquín María Cruz Quintás

Retazos de fraseología y léxico jaenés (VIII)

-Gachón: Vocablo muy extendido en Jaén. Es variación de la voz gachó, cuyo origen es la forma gadjó, del caló -lengua de los gitanos- y cuyo significado es el de hombre varón. También se escucha mucho en Jaén la forma gachona, curiosa variante femenina, en lugar de gachí, acaso más habitual en el resto de Andalucía.

Ambos términos son empelados con frecuencia como vocativo ponderativo, a modo de felicitación: ¡Anda, gachón, que al final has aprobado!

-Pingoneo: Ir o irse de pingoneo es una expresión muy empleada en Jaén para indicar que uno se va de juerga, de fiesta o, simplemente, a disfrutar ocioso de un momento agradable, placentero e indudablemente poco sacrificado: Ayer me fui de pingoneo toda la tarde.

Joaquín María Cruz Quintás

Et in Arcadia ego

Así, con esta coda que hunde sus talones en el paraíso perdido y candoroso de la niñez, remata Cernuda su bello poema “Luna llena en Semana Santa”. Arcadia de los ojos de mirada blanca y labios entreabiertos como cancel de patio de abril. Mejillas en rosa florido de paso de palio, como esa ascua candente que incendia el sepia de las noches de la memoria. Luna y fatiga. Música de siglos. La ciudad.

Es el mismo niño que atraviesa -inquieto y locuaz, la mano del padre apretada por la pasión de las vísperas- esa plazuela cuya alma, escribió el poeta sevillano, es la flor del naranjo; donde debe de anidar el espíritu balsámico de cinco siglos de bellezas y oraciones. Leemos en el Viejo Testamento que Dios habita la levedad de la brisa, hoy arrebol de vainilla que va dibujando telones para el teatro doloroso de la Pasión. A la belleza por el dolor. 

Es este el tiempo sin tiempo del niño que comienza a aprehender el Misterio en las calles de la primavera. Misterium tremendum de Dios. Bullicio de los vencejos. La vida.

Joaquín María Cruz Quintás


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