JOAQUÍN MARÍA CRUZ QUINTÁS (Jaén, 1981) es licenciado en Filología Hispánica por la UJA. Doctorando en posesión del Diploma de estudios avanzados (DEA), otorgado por las Universidades de Jaén y Granada, dentro del Programa interuniversitario de doctorado El Veintisiete desde hoy en la literatura española e hispanoamericana (La Edad de Plata). Profesor de Lengua castellana y Literatura y Latín en el I.E.S. Ruradia (Rus, Jaén).

Calle, primavera y mala suerte


Ahora que no está Fraga, la calle ha cambiado de propietario. Ya no es de él, sino de ellos. ¿Y quienes son ellos? Los que miran hacia el franquismo con nostalgia, defendiendo un marco de relaciones laborales heredado de aquel Régimen ominoso. Que los sindicatos de clase añoren el fruto de la época de los verticales sería una paradoja divertida si no hubiera cinco millones y pico de españoles que se pasan la mañana en zapatillas de paño. La calle será suya (de ellos) el próximo veintinueve, como ha venido siéndolo desde el 15-M o durante la primavera valenciana, aún más tempranera que la de El Corte Inglés.

Lo malo de las manifestaciones que suceden tras este equinoccio es que favorecen la alteración sanguínea, como es conocido. Los del 15-M son gente pacífica pero con mala suerte, porque se les juntan siempre los violentos. En esto, los de las manifestaciones pro-vida, por la familia o contra el terrorismo son más afortunados. Sus concentraciones nunca tienen incidentes, oiga. Pero ya se sabe, desde Juan de Mena, que Fortuna es caprichosa y arbitraria. Y se ha cebado también con los manifestantes antigubernamentales de la ciudad del Turia, rodeados de chiquillos inocentes.

Pero la  modalidad del supuesto demócrata que se pasa la ley por los colgajos inguinales no es nueva. Cuando Pablo Iglesias dijo en el Parlamento el 5 de mayo de 1910 que “este partido estará en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones", seguramente no imaginó que en la España de inicios del siglo XXI habría multitud de compañeros dispuestos a recuperar lo mejor de su pensamiento. Porque habrán llegado a la conclusión de que siempre hay que ser justos con la memoria de los nuestros.

Joaquín María Cruz Quintás

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