JOAQUÍN MARÍA CRUZ QUINTÁS (Jaén, 1981) es licenciado en Filología Hispánica por la UJA. Doctorando en posesión del Diploma de estudios avanzados (DEA), otorgado por las Universidades de Jaén y Granada, dentro del Programa interuniversitario de doctorado El Veintisiete desde hoy en la literatura española e hispanoamericana (La Edad de Plata). Profesor de Lengua castellana y Literatura y Latín en el I.E.S. Ruradia (Rus, Jaén).

Aproximación al estudio del léxico y la ortografía de los estatutos de la primitiva Congregación del Santísimo Cristo de la Expiración de Jaén (1761)


Introducción

La afirmación de que toda lengua, en tanto que entidad viva, está en continuo proceso de cambio es una máxima imposible de refutar, por evidente. El castellano, desde su génesis latina, ha ido progresando al albur de los siglos hasta devenir en el español del siglo XXI, que es la consecuencia o corolario de una serie de vicisitudes de diversa índole, entre las que destacan los esfuerzos por evitar la arbitrariedad en el empleo de la lengua.

La primitiva Congregación del Santísimo Cristo de la Expiración nace en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando la lengua castellana se encuentra en pleno proceso de reforma. La actual cofradía del Jueves Santo custodia con celo el manuscrito original de dichos estatutos, los cuales, al margen de su valor meramente informativo sobre los orígenes de la hermandad, suponen un interesante campo de trabajo para el análisis del castellano de aquellos años. Esto es lo que, aunque sea de forma somera, planteamos en este artículo.

Para poder situarnos en el tiempo es preciso mencionar algunos hechos importantes en este proceso de reforma: El racionalismo que impera en el siglo XVIII en todos los campos del saber también afectará, no podía ser de otro modo, al ámbito lingüístico. Si bien el siglo XVIII fue mucho menos pródigo en creación literaria que sus dos precedentes (el Siglo de Oro), el interés por la reflexión y el estudio erudito coadyuvó a un auge de la preceptiva (de la norma), que en el caso de la lengua no había tenido suficiente calado hasta entonces, al margen de los esfuerzos alfonsíes. Así, la Academia, protegida por la Corona, pondrá coto a vulgarismos, construcciones inexactas, creaciones antietimológicas, etc., y ordenará y simplificará la ortografía, hasta la fecha excesivamente caprichosa a pesar del peso de la tradición literaria reciente. La publicación del Diccionario de Autoridades (1726), la Ortographía (1741), la Ortografía (en 1763, dos años después de la redacción de nuestros estatutos) y la Ortografía (1815) serán algunos de los jalones que irán marcando el importantísimo itinerario emprendido por la RAE en estos años.

Los estatutos de 1761

Analizamos a continuación los casos particulares que hemos ido encontrando en nuestra lectura de los estatutos y que, por ser ejemplos léxicos u ortográficos que difieren del español actual, merecen una explicación con detalle.  
1.- En la portada del manuscrito leemos “Santíssimo Christo de la Espiración”, que será la forma en que se hará referencia a la imagen titular a lo largo de todo el manuscrito. El mantenimiento de la grafía geminada -ss- entre vocales se mantendrá hasta dos años después de la redacción de los estatutos, momento en el que la Ortografía de la Academia de 1763 suprime la distinción gráfica. Encontraremos ejemplos similares a lo largo del manuscrito: “En el nombre de la Santíssima Trinidad (…) y de la Gloriosíssima Virgen María Señora Nuestra (…)”, “el Congregado que fuesse soltero, ha de dar su entrada y cabo de año como si fuesse ”, “y pasado dicho tiempo, si no la hubiesse dado”, “si muriesse algún Congregado o Congregada”, “y si los segundos pasassen  de cincuenta años (…) y otros casos.  
[...] 
Joaquín María Cruz Quintás
(El artículo completo será publicado a inicios de 2012 en el Boletín extraordinario de la Cofradía, con motivo del 250º aniversario de la fundación de la primitiva Congregación de gloria).

Nunca más

La mera posibilidad de contemplar la caída, en el intervalo de apenas una semana, de los dos líderes más estrambóticos de Europa en las últimas décadas debería despertar nuestras esperanzas: Por la derecha, el uno. Por la izquierda, el otro. Y cada uno con sus diferencias abisales. Con sus miserias divergentes y hasta contrarias; pero miserias, al cabo . Berlusconi y Zapatero han representado como nadie en los últimos años el espectáculo trágico de la decadencia de Europa. De la sociedad occidental.

¿Quién encumbró a semejantes sujetos al timón de sus naves? ¿Quiénes fueron los responsables de tal irresponsabilidad histórica? Poco importa eso ahora. Poco importa que el sufragio de una mayoría de ciudadanos confiara de manera reincidente en quienes habían demostrado con anterioridad su incapacidad o su indecencia, su injusticia o su incultura rampante, su chulería o su atrevimiento lego. Importa poco, aunque sea mucho lo que revela. La idea del dêmos ateniense como garante de la buena gobernanza se desmorona. El pueblo, sumido en la ataraxia del bienestar elevado a la categoría de dios, narcotizado por los sedantes que les suministra el poder, relativista y perezoso como un enfermo terminal en coma, les regaló el poder a los mediocres y a los analfabetos, a los iluminados y a los envidiosos, a los mentirosos y a los soberbios. A los sordos. Y despreció la excelencia. Y prefirió la apariencia y el buenismo frente al espíritu y la idea. La codicia, que no el sistema, hizo el resto.

Fueron los pecados capitales. No el capitalismo.



Joaquín María Cruz Quintás.

Retazos de fraseología y léxico jaenés (XXXVIII)


- Guizque: Si bien la acepción más habitual del término, como recoge el Diccionario de la Academia, es de “palo con un gancho en una extremidad para alcanzar algo que está en alto”, en Jaén se utiliza igualmente, en el ámbito rural, para nombrar el aguijón de algunos insectos. Pero no es la provincia jaenesa la única en la que se emplea esta acepción del vocablo, sino que también se puede apreciar en las regiones navarra, aragonesa o manchega, así como en el sureste peninsular. Semejante diseminación geográfica ha sido objeto de estudio por varios autores, con conclusiones diversas.  El origen del término nos permite afirmar que se trata de un orientalismo peninsular intermedio, a caballo entre los aragonesismos y catalanismos y los términos propiamente castellanos.

Joaquín María Cruz Quintás.

Retazos de fraseología y léxico jaenés (XXXVII)

- Apechusque(s): Tal es la denominación que, en el ámbito agropecuario de la provincia jaenesa, reciben los enseres, viandas o utensilios empleados en en el cultivo del labrantío. Su uso se extiende por buena parte del arco meridional español, incluyendo la región murciana. Su origen habría que vincularlo con la voz latina apparium (aparejo), que viene a ser la génesis etimológica del término apero, de más amplio uso.

- Penco: En Jaén se designa con este término al sujeto que da muestras manifiestas de torpeza, inutilidad o insuficiencia. Es voz que hay que relacionar de manera directa con penca, empleada para nombrar al tallo de algunas hortalizas, es decir, a su parte menos provechosa.

Joaquín María Cruz Quintás.

El Papa, sus divisiones y algunos mentirosillos


          Entre las formidables realidades que ha generado la visita del Papa Benedicto a España en las últimas fechas, acaso la más llamativa o espectacular haya sido la del inmenso caudal de fe que ha propiciado la mayor concentración de personas de que se tiene memoria en España. Esta es la Iglesia que se presupone muerta. A otras asambleas cuyos manifestantes caben juntos en un estadio de Segunda división B se las llama “Spanish Revolution”. Que queda muy universal . Católico, por tanto.

Pero nada tan asombroso de lo acontecido en estos días, por encima de esas pacíficas divisiones armadas con doble mejilla, como el desconcierto de determinados medios de comunicación ante semejante avalancha de jóvenes católicos. Escribió Santo Tomás de Aquino que existen tres tipos fundamentales de mentiras: la útil, la humorística y la maliciosa. Desde luego que, hojeando lo que es difícil de ojear, uno llega a la conclusión de que es mérito indiscutible de algunos periodistas ser epítome o compendio del triple concepto del santo. Porque, siendo claro que faltar a la verdad de manera sistemática es --al menos desde Goebbels-- un arma de la máxima eficacia, no lo es menos que para recurrir a tales ardides es necesaria una dosis generosa de malicia (más bien de maldad) en la sangre. Finalmente, resulta imposible completar páginas enteras de periódicos mintiendo sin que al lector medio avisado se le esboce una sonrisilla en la boca, porque la situación humorística no tiene por qué ser intencionada.

El miedo u odio a la Verdad se puede manifestar de diversas formas:  Oponiéndose tozudamente a aquella (esto es, mintiendo), pero también negando su propia existencia, aprovechando que es una realidad conceptual. Esta ha sido una máxima para muchos desde el pretorio de Pilato (“¿Y qué es la verdad?”), y ha desembocado finalmente en ese relativismo vacuo que combate el Papa con denuedo y contra el que ya se reveló Antonio Machado (“¿Tu verdad? No, la verdad, y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela”). Nietzsche fue otro gran increyente de la verdad, a la que definió como una “hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos”. Pero lo de estos periodistas tiene que ver más con lo de por el mar corre la liebre que con la filosofía alemana del XIX.

Lo curioso es que su repulsa del hecho religioso viene motivada por una presunta e ilimitada fe en la diosa Razón, a quien, sin embargo ni rubor, cada vez que la ocasión lo requiere le dejan el trasero para el desguace. Siniestro total. Al cabo, lo de izquierda es un vasquismo innecesario.


Joaquín María Cruz Quintás.

Retazos de fraseología y léxico jaenés (XXXVI)

- Mala fondinga: Entre las expresiones más propiamente femeninas del habla jaenesa se encuentra la de "tener algo mala fondinga", cuyo uso se encuentra hoy en franco retroceso, como ocurre con el resto de vocablos y giros destinados a evitar la voz malsonante en boca de mujer. Con seguridad, "mala fondinga" viene a ser trasunto de la no tan remilgada "mala follá".

- Nublo: Resulta curioso el empleo de este vocablo en Jaén como adjetivo en lugar de sustantivo, viniendo a sustituir a la voz "nublado". Así, un giennense, cuando ve precipitarse sobre la ciudad, viniendo de Jabalcuz, una turbamulta de nubarrones negros, es probable que afirme: "Parece que se está poniendo nublo".

Joaquín María Cruz Quintás. 

Retículas: 15-M

Cierto que recibí con expectación la irrupción en las calles del movimiento de los indignados, a la espera y búsqueda de elementos de juicio lo suficientemente significativos. Una semana ha pasado ya. Creo que lo suficiente para extraer conclusiones:


- Es evidente que urge una renovación de los métodos y procedimientos de nuestros gobernantes, una reforma de algunos elementos del sistema social y político, una purificación de costumbres enquistadas, un retorno a la dignidad y la ética en las formas de gobernanza.
- Es patente que nada se conquista por medio de la inacción y el marasmo, ni del cabreo sofocado en las discusiones de taberna y cafetería. Se hace perentoria una respuesta cívica y mayoritaria contra muchos políticos, contra su mediocridad.
- Convivimos, sin embargo, en un sistema democrático y liberal en el que existen unas reglas de juego aceptadas por la inmensa mayoría. Defender la democracia violando arbitrariamente las normas de convivencia (desobedeciendo la ley) viene a ser algo así como defender la naturaleza y sus bondades talando árboles a destajo.
- Emplear el término "revolución" en un ámbito social de libertades tiene como corolario despreciar la voluntad silenciosa de la mayoría. Hacerlo, además, para nombrar a un movimiento que reúne a unos pocos miles de personas en una ciudad de cinco millones de habitantes tiene, por añadidura, un matiz humorístico nada despreciable.
- No se actúa con franqueza al afirmar que este movimiento (a)político carece de ideología, que está abierto a ciudadanos de todo ámbito, cuando postula un ideario marcadamente anticapitalista, socialista en su esencia, en tanto que defensor de supuestos de máximo intervencionismo. No en vano, ha conseguido el apoyo de grupos políticos de izquierda, como Bildu, o de derecha, como Falange española. A ambos los une una sólida convicción antiliberal. 
- La voluntad de cambio y reforma, siendo aspiración muy sana, ha de ser encauzada por los caminos de la racionalidad y la experiencia (la Historia), aparcando peligrosos romanticismos que, después de habernos liberado de nuestras indignaciones personales y colectivas, pueden arrojarnos directamente al abismo. Algunas de las propuestas del grupo son las mismas que se aplican o aplicaron en las dictaduras socialistas de Hispanoamérica o de la antigua Unión Soviética.
- He visto con mis propios ojos la extraordinaria violencia verbal de algunos de los participantes en la manifestación ilegal. Las unidades móviles de los medios de comunicación cercanos a la derecha liberal han sido dañadas o han tenido que abandonar el recinto escoltadas por las fuerzas de seguridad. Supongo que Sol estará habitado por algunos de los mayores amantes de la paz que conocerse pueda. Pero yo he visto lo que he visto: actitudes no encontrables en otros espacios de rebeldía y protesta.
- El gobierno de un país democrático no puede permitir que se vulnere la ley con impunidad, porque de esta manera estaría sentando un precedente extraordinariamente peligroso que obligaría a conculcar el principio de igualdad en acontecimientos futuros, para evitar males mayores.
- Me genera suspicacias el hecho de que este movimiento haya surgido una semana antes de la celebración de unas elecciones previsible y definitivamente ganadas por el centro derecha o derecha liberal, en tanto que sus postulados son muy próximos a los de Izquierda Unida, aliada natural de un PSOE completamente desfondado.
- Por contra, no considero sintomático el hecho de que la concentración se celebrara en la plaza donde tiene su sede la Comunidad de Madrid en lugar de en Moncloa, debido a la mayor relevancia urbana y mejor ubicación de la Puerta del Sol.
- Finalmente, creo que, cuando existe un contexto de libertades, ha de ser en la evolución y no en la revolución, en la reforma y no en la ruptura, desde donde parta el camino hacia el verdadero progreso.

Joaquín María Cruz Quintás.

Elogio del capitalismo herido

El capitalismo es un sistema económico al que seguramente resultará muy difícil escribirle versos, porque las musas no es que sean muy de números. Cualquier socialismo, sea de izquierda o de derecha, marxista o fascista, staliniano o joseantoniano, es mucho más propenso al matrimonio con la pluma y el arte, por muy tozudas que sean las evidencias históricas. Fueron abundantes los poetas que llenaron sus cabezas con ideas de progreso y fraternidad, mientras veneraban a líderes con la mejilla salpicada de sangre eslava. El líder de la Falange caminaba siempre rodeado por una cohorte de poetas, y quienes lo conocieron lo definen soñador. Los discursos de los ministros falangistas en las cortes de Franco bramaban contra un capitalismo que acabaría por considerar al obrero como un simple número en una cadena productiva. Enemigo de hunos y de hotros.

Hoy, con la que está cayendo, se acostumbra a poner en solfa el sistema, obviando que no es este el que falla (¿cuál es la alternativa?) sino el  concepto equivocado del mismo. Su uso fraudulento. Porque el "espíritu del capitalismo" en nada se asemeja al afán desmedido de lujo y a la mentalidad de nuevo rico que nos han enseñado nuestros políticos y que hemos aprendido, cual aplicadísimos alumnos, apartando la vista de lo que hicieron nuestros padres. No es culpable el sistema de que a cualquier mileurista se le ocurra tener una potente berlina y  veranear este año en el Caribe y el que viene en el Báltico. Me decía el otro día un amigo mío que ahora, en su pueblo, la compra de caballos estaba saliendo muy bien de precio, porque todos los albañiles habían puesto en venta el suyo.

Cuando los protestantes, en el siglo XVI, propusieron sustituir el ascetismo católico tradicional, de carácter monástico, por uno nuevo basado no en la contemplación sino en la productividad (otro debate sería el porqué de la supuesta incompatibilidad de ambos), censurando el gusto por la ostentación pero presentando como lícito a los ojos de Dios el afán de lucro, el ahorro y la inversión, dieron forma a lo que se denominaría "espíritu del capitalismo". Que es la antítesis del despilfarro al que nos ha llevado una crisis moral o ética en la que el materialismo como valor, y no la organización económica, ha fomentado actitudes de una ridiculez que ahora se revela, en no pocos casos, trágica.


Joaquín María Cruz Quintás.

Muerto y ¿bien muerto?

Es difícil imaginar un ser capaz de infundir tanta repugnancia en sus prójimos como Osama Ben Laden, el finado presunto, el buceador póstumo. Probablemente, si nos dispusiéramos a iniciar una minuciosa pesquisa que deshojara la Historia de miserias y arcanos, no daríamos con muchos canallas de maldad semejante. Sí con algunos, incluso hoy venerados.

Sin embargo, la noticia de la muerte del genocida nos proporciona un algo trágico; porque humana tragedia es contemplar a través del televisor cómo una multitud congregada entre destellos de neón arroja al aire agudos alaridos de júbilo mientras, liberados sus instintos primeros, profana al unísono la palabra "justicia". Su concepto.

Que todos deseamos la no existencia del criminal no tiene como corolario la conveniencia de sodomizar el Derecho Internacional, que es lo que ha ocurrido en esta ocasión. Pero, por encima de tal quebrantamiento, lo que encontramos es una nueva desobediencia del principio de la inviolabilidad omnímoda de la vida humana. Intocable. Sagrada. Hasta la del mismísimo Belzebul de las barbas de chivo. Hasta la de los asesinos con boina de paleto cuando el escándalo de los GAL. Y es ese discernimiento entre el espíritu y la hez lo único que confiere al ser humano su grandeza moral.

Fueron los primeros cristianos quienes alzaron la palabra --su único armamento legítimo-- contra los excesos sanguinolentos y opresores de una Roma a la que, por esas y otras circusntancias, identificaban con el Anticristo. Entonces, como ahora, el timbre de su voz rebota en las paredes, en un eco de la conciencia, cuando defiende la Vida como el Bien superior que ha de ser custodiado desde la concepción hasta su muerte natural. En nuestro tiempo, esta convicción ha sido adoptada, sacrílegamente, por el pensamiento progre o adolescente (perdón por la redundancia), travistiéndolo de lo que ha venido denominándose "buenismo" en una mudanza de la máxima moral, sustituyendo el valor sacrosanto de la vida humana por el más comodón del bienestar o la ausencia de dolor. Y así, amparándose en argumentos peregrinos, la izquierda mayoritaria tolera sin azararse, cuando no publicita hasta el extremo, formas indoloras de homicidio, mientras la derecha hegemónica, que ha conseguido agostar sus raíces cristianas, le pone una vela a Dios y otra a Maquiavelo. Y esta sí que la enciende con devoción.


Joaquín María Cruz Quintás.

Retazos de fraseología y léxico jaenés (XXXV)

 - Repizcar: En ámbitos populares de la provincia de Jaén es habitual el empleo de semejante término como sinónimo de pellizcar o pizcar, vocablo este de origen onomatopéyico al que se le añade el prefijo latino de matiz repetitivo: “La Virgen, qué pestazo, eso huele a zorro a matado a repizcos”. El prefijo re- es utilizado asimismo en otras voces populares, como es el caso de reliar, en lugar de liar.

- Disfrez: El diccionario de la Academia recoge este término como en desuso, con el significado de desprecio. Sin embargo, en tierras jaenesas se puede escuchar con cierta frecuencia en la expresión “estar hecho un disfrez”, empleada para referirse a la persona o cosa que presenta un aspecto desordenado o un estado mejorable: “Cuchi qué pintas trae, que viene hecho un disfrez”.

Joaquín María Cruz Quintás.

Retornad

Pero, ¿de dónde habéis venido, mujeres y varones del Domingo de Ramos? ¿Cuál es el barrio en que moráis el resto del año? Nunca os había visto caminar por las calles del Jaén de las sienes de plata y, sin embargo, ayer lo inundasteis con vuestra pleamar de rosas y morados, con vuestras risas sonoras con la boca abierta, con vuestros perfumes de lupanar.

¿Qué región habitáis los meses en los que la calle Almenas es un silencio submarino donde el sol no destella en vuestras gafas de camionero, cuando el tañido de la campana es el contrapunto de ese “ole” estirado hasta la náusea que escupen vuestros labios taladrados de metal? ¿Qué os atrae de la Semana Santa, si las cofradías son oración y barroco, si son el piar de las golondrinas tempranas y la mano de Dios en los geranios de los balcones? ¿Por qué venís a estas calles, por qué venís a plantearme dudas de fe en plena Semana Santa? Porque si Dios es justo, ¿cómo es que permite el desorden de esos cuerpos oprimiendo unos ropajes que nunca sortearían los soldados del Calvario, o esos rostros, en fin, huérfanos de gentileza con los que castigáis a la ciudad herida de siglos?

Abandonad, bárbaros, la acrópolis jaenciana, y retornad a vuestros cuarteles de invierno. Os lo pido como un favor personal.

Retículas (I): Plaza de Santa María


- El día de la inauguración de la nueva plaza de Santa María en Jaén se podía leer un cartelito, tras los cristales de un balcón: “Ha quedado horrorosa”. A pocos centímetros, colgando de la fachada de la vivienda del cartelista, pendía un aparatejo de aire acondicionado de indudable clasicismo italianizante.

- El PP de Jaén se muestra contrariado por el resultado de las obras: “Hoy es un día triste para Jaén”. Se quejan de que los jaeneses no podremos disfrutar de nuestra catedral en verano. Si Bernini hubiera tenido la oportunidad de escuchar su consejo, habría diseñado un parque sombreado en mitad de la plaza de San Pedro del Vaticano. Es una lástima que, en el curso de los siglos, no coincidan todas las mentes preclaras.

- Acaso lo que más llame la atención de la nueva ágora sea la sumisión de la misma al templo, su postración, huidiza de protagonismo. La nitidez de la forma, la no estridencia. Y ese silencio casi cuajado, el rumor lejano de las caravanas que desvían su itinerario hacia el sur de la ciudad.

- Ha dicho el obispo tímido que no ya la plaza, sino “la ciudad es otra”. Y el deán –su agudeza e inteligencia son hijas de la terrebilitá de Miguel Ángel— ha proyectado con sus palabras el horizonte europeo en el que el nuevo espacio situará a la ciudad, que se ha dejado morar desde siglos por el templo con el que se pronuncia su nombre.

Joaquín María Cruz Quintás 

Los personajes de las novelas de quiosco de José Ortiz de Pinedo (1880-1959)


       Si seguimos a Philippe Hamon, afirmaremos que el personaje literario puede definirse como una suerte de morfema migratorio y doblemente articulado, que se manifiesta por un significante discontinuo (las marcas del personaje que van apareciendo en el relato) que remite a lo que, utilizando terminología de Saussure, llamaríamos el valor del personaje, y que Hamon denomina significado discontinuo. Pero a estos asertos preliminares hemos de añadirle otra afirmación cardinal, como es la de que todo personaje se define por un conjunto de relaciones de semejanza e incluso de orden y jerarquía. Es en esta confrontación o paralelismo permanente donde el personaje va siendo delimitado de modo paulatino porque, en los textos narrativos (como son los que nos ocupan), el personaje no aparece en escena con una determinada etiqueta semántica o sambenito literario convencional, sino que se va forjando de modo progresivo, a imitación de la propia vida humana, con el objeto de presentarse ante el lector como un trasunto de realidad capacitado para la expresión de la misma, logrando así, en algunos casos, la identificación del lector con la historia del discurso que lee.

Por tanto, el personaje es siempre concebido como una unidad de significación (aunque sus marcas sean discontinuas en el tiempo del relato), unidad que se consigue al final de la narración debido al carácter acumulativo (y transformador) del personaje.

No hay que perder de vista, en cualquier caso, que los personajes no son personas de carne y hueso, sino elementos puramente textuales que operan como vehículos de transmisión (pero transmisión no meramente conceptual, sino expresiva en tanto que falsamente “carnal”). Por tanto, los personajes de estas novelitas vienen a ser representaciones, sí, pero representaciones subjetivas del autor, meras ideaciones, de lo que extraemos que lo verdaderamente relevante no es su valor histórico, sino su función en el relato en relación con los otros, la acción y los demás elementos narrativos. Veamos el valor de los mismos de Ortiz de Pinedo.

Es frecuente encontrar en las novelitas de quiosco algunos que, si bien no responden en absoluto a la tipología del personaje plano, sí que vienen a representar un estereotipo o modelo social muy evidente. Es el caso de los relatos que nos ocupan, en las que siempre observamos a las claras la presencia de un personaje protagonista o principal (Dora, Isabel de Guevara, Candelas) enfrentado a los esquemas mentales de un personaje antagonista, su padre (el varón dominante). Sobre esta sencilla base pivotan estas narraciones, si bien en todos los casos irán apareciendo otros personajes, de mayor o menor relevancia, entre los que, de manera lógica, descuella el amante de la mujer (Farfán, Julián Uría, Gregorio). Si volvemos la vista a algunas de las teorías de Propp, Souriau y Greimas, convendremos que no es complicado encasillar a los tres protagonistas (recordemos que Dora lo es en dos de las cuatro novelas) en el andamiaje conceptual que sobre los personajes narrativos han ido urdiendo. Veamos:

Propp
Souriau
Greimas
Fuerza temática orientada
Sujeto
Bien amado o deseado
Representante del Bien deseado, del valor orientado
Objeto
Donador o provedor
Árbitro atribuidor del Bien
Destinador
Mandador
Obtenedor virtual del Bien
Destinatario
Ayudante
Auxilio, reduplicación de una de las fuerzas
Ayudante
Villano o agresor
Oponente
Oponente
Traidor o falso héroe
***
Oponente

Siguiendo a Propp, la figura del héroe la representarían Dora, Candelas e Isabel de Guevara, luchadoras insaciables en pos de la libertad que anhelan, quienes vendrían a ser lo que Propp denomina fuerza temática orientada y Greimas, sencillamente, sujeto. El bien amado o deseado lo representa Farfán, Gregorio y Uría, si bien más tarde el primero (Eva Curiosa, La aventurera de los sueños) se revelará en falso héroe o traidor y, por tanto, en oponente (siguiendo a Greimas). Podríamos incluso pensar que la misma idea de libertad podría erigirse, en todas las novelitas, en personaje conceptual, pero eso, amén de una mistificación que no respetaría la noción esencial de personaje que hemos adoptado, sería introducirse en libros de caballerías.

Centrándonos en los personajes aludidos, aludiremos a cómo Pinedo decide ir moldeándolos en virtud de su origen, lenguaje, personalidad, situación social, ideología y, en definitiva, su comportamiento, como actantes que son del relato. En este sentido, resulta evidente el origen acomodado de la familia de Dora e Isabel de Guevara en contraposición con los de Farfán y Uría. Esto tendrá también implicaciones ideológicas que supondrán de nuevo trabas en la relación amorosa, y no por Dora o Isabel, quienes parecen mantenerse al margen de la política, sino por sus padres (Afirma don Benito, padre de Dora: “Lo más decoroso que puede hacer un antiguo republicano es declararse monárquico”. Y don Alfonso, el de Isabel de Guevara, asegura que bajo el nombre de su nuevo novio “Hay algo incompatible con tu posición social y aun con tu carácter. Julián Uría es uno de los elementos más peligrosos para el régimen, una pluma procaz que grita demasiado en todas partes. Es un hombre que puede acabar fusilado por comprometerse en cualquier intentona política”). De esta manera, por medio de los personajes principales se esboza levemente una pintura de la situación sociopolítica que se venía forjando en España durante los años del bipartidismo restauracionista, con el auge de movimientos proletarios que estallarían con posterioridad.

El lenguaje de los personajes —y, en ocasiones, de la voz narrativa—resulta interesante, aureolado por una patina de cursilería torrencial, especialmente en el caso de la mujer protagonista: verbigracia, en Eva Curiosa:

Esto es muy hermoso, papá, ensancha el alma…

Y sobre Campoamor, en la boca de la misma:

 Al corazón de todas supo asomarse y describió cuanto había dentro, por muy disimulado o escondido que estuviese... Dicen que gustaba de pasear por estas sendas del retiro, a caza de parejitas amorosas (…).

O Farfán, cuando intenta atraer a Dora la primera vez:

 Estoy cansado, fatigado de alma. ¡Puse tanta emoción en todo! La emoción fue mi objeto…Por ella corría tierras, surqué mares, escalé montañas, me asomé a los abismos. (…) ¡La emoción!... ¡Ella es todo en la vida!

Pero Farfán, como sabemos, pronunciaba sus discursos de hombre ávido de mundos ingrávidos y gentiles con la máxima intención, “como un actor de la vieja escuela.”

O en La dulzura de amar:

El relojito de oro que, encerrado en lindísima relojera de rojo terciopelo, descansaba sobre la mesa de noche.

Después de este sueño feliz, no tengo más que darte las gracias. ¡Me has hecho tanto bien en este tiempo! Tú si que serás en mi vida un recuerdo imborrable: la gota de miel que en medio de las amarguras de mi lucha estará siempre mis labios.

Por tanto, la presencia de lo cursi a lo largo del relato en boca de, fundamentalmente, los personajes femeninos protagonistas supone lo más destacado del lenguaje de los textos, que, como hemos advertido en numerosas ocasiones, entroncan así con el receptor tipo (pequeñoburgués) de las novelitas cortas de quiosco. Resulta especialmente significativo el lenguaje que encontramos en La novelera, dado que presenta numerosas muestras del bajo nivel de estratificación sociocultural de los personajes, fundamentado en vulgarismos, ejemplos de excesiva relajación fonética y en el desliz gramatical:

Too los que dicen toos los libros del mundo no son más que picardías. Cuanto más leía es una persona, más mala es. Te lo dice tu padre.

Me paece a mí que va a ser cosa de coger una estaca.

Que la [sic] tengo dicho que no quió libros en casa y ella sigue metía en los libros.

Pero el nivel vulgar de la lengua no sólo se aprecia en el padre de Candelas y Amparo, sino también en esta:

¿No tié usté otro argumento mejor?

Y en la propia Candelas, a pesar de su infatigable apetito lector:

Na, que me puse a leer un poco mientras padre echaba la siesta, y se presentó cunado más enfrascá estaba.

¿Te paece poco disgusto la vida que llevo… con mi padre, que no se le pué aguantar (…)

No se aprecia en ninguna de las novelitas un lenguaje excesivamente disonante entre personajes, más bien unificado, incluso, como hemos visto, en la novela aludida, si bien Candelas presenta casos de relajación lingüística que no podemos calificar de muy significativos.  En las otras obras, desde un punto de vista diafásico y diastrático, los agonistas (mujer protagonista y padre represor) suelen interactuar empleando eminentemente el nivel formal de la lengua, en el primer caso, y el nivel común-culto en el segundo. En dicho nivel culto habríamos de incluir esa vuelta de tuerca que supone el empleo de un lenguaje almibarado o redicho. En cualquier caso, la correspondencia entre lenguaje y situación es evidente.

Para la caracterización de los personajes, en las cuatro obras se alternan el diálogo, predominante junto a la narración de los hechos y las descripciones (etopeya y prosopografía), el ejercicio narrativo omnisciente y, en ocasiones, el monólogo interior, con frecuencia en la voz del narrador por medio del estilo indirecto libre:

Era la dueña del hostal una doña Elvira, vieja y pintarrajeada, con muchos postizos en la cabeza. Alta y un tanto hombruna, contrastaba su aspecto exterior con la melosidad de su voz y la dulzura de su carácter, tocado de un romanticismo agudo.

(…) su padre, tan severo, tan intransigente e inflexible para los demás, era para ella blando y condescendiente. No había casa que le pidiera que él no le otorgara; dejábala en completa libertad de acción para todo, y hasta en el punto vulnerable del señor de Guevara, que era el bolsillo, había para su hijo excepción incondicional. Mientras él, avariento, defendía hasta el ochavo, ella podía gastar sin tasa en joyas o en vestidos o en socorrer al prójimo. Jamás le había hecho la menor observación sobre sus gastos o dádivas.

 Lo que pasaba en el espíritu de Julián no es fácil decirlo. Aun formalizadas las relaciones, aun desvelado muchas madrugadas por el recuerdo de Isabel, aun sintiendo por ella adoración creciente, admiración sin tasa, batallaba en su espíritu, rebelándose, el odio al prestigio aristocrático de su novia, el orgullo humillado por la diferencia de clase y, al propio tiempo también, el pudor de su pobreza, la vergüenza de verse levantado hasta la misma altura de la rica heredera por obra y gracia del amor.

¡Oh! ¿Hasta dónde iba a llegar su desvergüenza? ¡Hasta dejar un día entero sin asomar por su casa! ¿Pensaría acaso visitar a su mujer cada dos o tres días, como una amante, haciendo, en cambio, con ésta, vida común? No, no; hasta tal extremo no era posible llegar.

El monólogo introspectivo irá forjando un cauce por el que fluyen los pensamientos y la conciencia de las protagonistas femeninas y de sus padres, recurso gracias al cual el lector va a ir construyendo mentalmente y de manera progresiva esas ideaciones que son los personajes, forjados en una sucesión de secuencias en las que sus posturas antagónicas se van definiendo de manera cada vez más nítida ante el lector (al igual que, en el caso concreto de Eva Curiosa, también desde la aparición de Farfán, otro contrapunto a la actitud vital de Dora, como ya hemos apuntado con anterioridad). Por consiguiente, la función de los personajes principales dentro de cada relato queda perfectamente definida en su relación con los demás (oposiciones binarias, principalmente) y con la acción (tema) de la búsqueda de la libertad y de la verdad de la vida. El resto no pasa de ser un conjunto de personajes menores o meramente accidentales, formando parte de escenas que podríamos denominar de situación, en las que en nada se profundiza, frente a las escenas de personaje, donde hay cabida para una mayor perforación en la conciencia de los mismos, y que tiene como epicentros a los tres antedichos.

Joaquín María Cruz Quintás.


Retazos de fraseología y léxico jaenés (XXXIV)

- Dar chuchurria: La voz chuchurria, de origen incierto, es común en algunas zonas de las Andalucías y se emplea, de manera habitual, para referirse a la persona de escaso ánimo o voluntad. En Jaén es más frecuente su empleo como complemento del verbo dar, en sentido similar al de dar pena o, más exactamente, en el de provocar una sensación de carencia (económica, cultural, educacional o de cualquier índole) a quien contempla una determinada situación: “Anda, tira ya ese saquito [jersey] que da chuchurria vértelo ya, de lo viejo que está”.

- Barja: El término lo recoge Antonio Muñoz Molina, no recuerdo si en un artículo de prensa o en alguna de sus novelas ambientadas en Mágina, y es voz que sirve para nombrar a la cesta, generalmente de mimbre, en la que los aceituneros llevan las viandas para la merienda matinal. Es sinónimo de capacha (o capacho), espuerta, canasta o cesto.


Joaquín María Cruz Quintás.

El Saturno andaluz


Saturno devorando a sus hijos, temeroso de que lo acaben derrocando. Pedro Pablo Rubens narra la escena con la dulce crueldad insoportable de una pincelada de terciopelo, caricia sobre sangre. El dios sumerge sus repugnantes barbas en el pecho de almidón de una criatura que vuelve el gesto --sin reposo-- hacia la nada, a la búsqueda  de una quietud irrecuperable. Mordedura y crimen de viejo baboso, que en Goya se transmuta en horrible alimaña desgreñada, señalando obscenamente con una erección el placer de la destrucción y la muerte.

Por motivos de cronología, junto a la obra del aragonés aparece en el libro que ando hojeando una de las piezas cumbre de Theòdore Géricault: Retrato de un cleptómano (1819-23). Destrucción y robo: simbología total de apenas un par de páginas.  De apenas un par de lustros. Los dos últimos, al menos, en la educación andaluza.

Porque los que vienen llevando a cabo estos granujillas cuyos empedrados rostros todos conocemos no es sino un sibilino proceso de destrucción social (aniquilación de la libertad individual, apología del igualitarismo, exaltación del materialismo, estigmatización del disidente) y de robo a los adolescentes. Sí. Les han robado su futuro. Su porvenir de personas libres y críticas. Un destino de acuerdo con sus facultades y esfuerzos.

“No se puede suspender a tanta gente en la ESO. Ya  tendrán tiempo de aprender conocimientos en Bachillerato. Ya me pasaré yo por sus clases, señorita, para ver qué metodología aplica”. Oiga, que esta afirmación no procede del diálogo de una película o una obra de teatro. Bueno, del teatro del absurdo de una Andalucía que se pudre atestada de piojos porque a sus reyezuelos les interesa el pastoreo. 

Aunque, si ha caído Mubarak, ¿no podrá ocurrir algo similar en Andalucía? Pero a nuestros semicaudillos los sostiene una piedra todavía más pujante que el ejército. La ignorancia de boina, azadón y Canal Sur, por arriba. La de piercing, tatuaje y Canal Fiesta, por abajo.


 Joaquín María Cruz Quintás

Paradojas y cemento

Uno de los sarcasmos más definitivamente trágicos de nuestro tiempo es la prevalencia de una suerte de “ética” hipócrita, burda y, por pueril, desinhibida, formulada a menudo con el encumbramiento del buenismo en perjuicio de la verdad, siempre que esta contravenga las leyes fundamentales de la nueva moralidad (o “extra-moralidad”, si nos acordamos de Nietzsche).

Hace unos días. No sé qué canal de televisión. Informativo de máxima audiencia. Escucho la noticia del maltrato sufrido por unas yeguas a manos de su dueño, hasta el punto de acabar con la vida de algunas de ellas. Tan lamentable suceso es presentado como una noticia de Estado, incidiendo en la narración de los más sórdidos detalles de la muerte de los équidos. Pero, no quedando ahí la cosa, la presentadora remata el relato de los hechos con una trágica adenda aportando un dato que supone un añadido de crueldad para el matarife: Una de las yeguas muertas estaba “embarazada”, lo cual habrá de conmover los arcanos más profundos del alma del espectador, por el feticidio equino.

Hace unas semanas, apenas un mes. El mismo informativo. Se presenta el supuesto derecho de la mujer a decidir sobre la vida gestante que abriga (o soporta) en su seno como un indudable progreso social y médico, teniendo en cuenta que el “nasciturus” no es aún un ser humano. A diferencia del potro que, se supone, ya sí es un potro indefenso. De ahí que la información se presentara como agravante.

Idéntica cadena. Sección de sucesos de un programa matinal. Abren con la noticia del fallecimiento de un obrero de la construcción en accidente laboral. Su mujer esperaba un hijo. Los comentaristas de la noticia hacen lamento de la infancia futura del hijo ya huérfano antes de ver la luz.

Días anteriores. En ese mismo programa se postula como conquista social la posibilidad de ser madre soltera “en este país” (luego, tras diversas pesquisas, puede saber que se referían a España).

La contradicción es, para qué negarlo, un concepto intrínsecamente humano. Pero, a mi parecer, semejantes paradojas no son sino el producto de poseer unas mejillas de consistencia similar a la del cemento armado.


Joaquín María Cruz Quintás

Retazos de fraseología y léxico jaenés (XXXIII)

- Angelico: En un artículo anterior hacíamos referencia al uso del sufijo –ico en la provincia de Jaén [LEER]. La voz angelico, diminutivo de ángel, es extraordinariamente habitual en Jaén para referirse al bebé o infante que inspira ternura en quien lo contempla: “Cucha, cucha el angelico, qué pucheros hace”.

- Alargarse: El DRAE recoge, como una de las muchas acepciones del verbo alargar, la de “Ir a un sitio algo más lejano del que antes se pensó”. Sin embargo, es muy frecuente escuchar este verbo en Jaén como sinónimo de acercarse o encaminarse a algún lugar de destino, sin necesidad de que se encuentre más lejos del pensado inicialmente: “Anda, ve… y te alargas ahí a la Nati a por una docena de huevos, apaña´o”.

Joaquín María Cruz Quintás 

Retazos de fraseología y léxico jaenés (XXXII)

- Ansias, agonías: Es habitual en el habla coloquial de Jaén la sustitución del adjetivo sustantivado ansioso por el empleo metonímico del sustantivo ansias (casi siempre en su forma plural), para nombrar a quien, careciendo de templanza, todo lo acapara para sí. De forma paralela, es muy utilizada la voz agonías (plural) para designar idéntico concepto: “El agonías este nos va a dejar sin tapillas… No seas tan ansias, hombre”.

- Espuerta (de voces): Resulta curiosa la frecuencia con la que se escucha en las tierras giennenses este sintagma de connotaciones aceituneras (o simplemente campesinas) para denominar al vocerío contundente y recriminador con el que se le afea a alguien su conducta. Es habitual el empleo del término con sufijo aumentativo: “Le di un esportón de voces al muchacho… que se quedó blanco".

Joaquín María Cruz Quintás. 

Los sacerdotes de la Salud

Uno de los roles más temibles de entre los que suelen adoptar nuestros politiquillos es, no hay duda en esto, el del pomposo defensor del bien común y los derechos de los ciudadanos. Y viene siendo así porque, limitada su percepción y comprensión de la realidad social como un todo (tanto se han entregado a los sectarismos que su actitud les ha nublado fatalmente el entendimiento), nuestros dirigentes suelen simplificar la solución de los problemas más complejos tal lo haría un adolescente. Este modo de proceder, salpimentado con una generosa dosis de fariseísmo y el frecuente recurso al argumento emocional en desprecio del racional (esto es, a un abuso de la propaganda) ha terminado calando entre los ciudadanos, obnubilados en nuestro peregrinaje a la búsqueda de ese dios llamado Salud pública.

La nueva ley antitabaco no viene sino a ser un ejemplo de lo que acabo de exponer. Yo, que ni fumo ni soporto la hediondez del tabaco en locales cerrados, he de reconocer que estoy encantado con las nuevas normas. Pero esta afirmación únicamente la puedo sostener desde una perspectiva egoísta. Es cierto que a partir de ahora podré tomar el aperitivo sin necesidad de tirar con urgencia la ropa al cesto, ni me causará repugnancia el olor de mi pelo sobre la almohada tras una noche con los amigos, ni el gusto de un plato sabroso será adulterado por la pestilencia de esas borrascas que se apoderan de los bares. 

Todo esto es verdad. Pero está a su vez supeditado a dos ideas primordiales: En primer lugar, la de que los negocios de hostelería son privados. Y en segundo, la de que la opción de visitar estos establecimientos no es un derecho fundamental del ciudadano. Son espacios de ocio a los que uno asiste de manera voluntaria. Un empresario realiza una oferta (local climatizado, para fumadores, con carnes a la brasa, con unos precios determinados…) y el cliente en potencia la acepta o no. Si no le convence se va a otro lugar, o incluso a su casa. Caso muy diferente es el de hospitales, centros de enseñanza y organismos públicos en general, incluso portales de vivienda, ascensores, etc.

Lo contrario responde a un intervencionismo muy peligroso (enmascarado bajo la apariencia de defensa de la salud pública), que mina la libertad de quien mantiene su negocio a pesar del permanente capricho de un gobierno que tiene intención de privatizarlo todo, menos las tabacaleras.

Joaquín María Cruz Quintás

Los textos más leídos del blog