- Bufar: De Baeza he aprendido el significado que mis alumnos le otorgan a la voz bufar, voz onomatopéyica cuyo significado aquí es el de ruborizarse, ponerse como un tomate, abermejarse el rostro. Sin duda que se trata de un contagio semántico derivado de una de las acepciones del término como es la de manifestar la ira, cuya expresión corporal se centraliza en el rostro, que adquiere a menudo ese color.
- Charipeo: Una voz cardinalmente jaenesa es esta, que viene a significar, de manera general, “lavado de cara”. Su origen es una incógnita. Se emplea a modo de comodín para labores relativas a la limpieza y ordenamiento del hogar, o de reparación en general: “Ahora de que le dé un charipeo a la iglesia podréis entrar”.
Joaquín María Cruz Quintás