JOAQUÍN MARÍA CRUZ QUINTÁS (Jaén, 1981) es licenciado en Filología Hispánica por la UJA. Doctorando en posesión del Diploma de estudios avanzados (DEA), otorgado por las Universidades de Jaén y Granada, dentro del Programa interuniversitario de doctorado El Veintisiete desde hoy en la literatura española e hispanoamericana (La Edad de Plata). Profesor de Lengua castellana y Literatura y Latín en el I.E.S. Ruradia (Rus, Jaén).

La civilización de la palabra


La cultura occidental, que lleva más de media Historia indagando libertades y dudosas certezas, está fundada sobre la roca de la Palabra. Fue Heráclito, aquel griego aforístico del siglo VI a. C. llamado El oscuro de Éfeso, quien sin embargo alumbró el concepto que más luz ha arrojado sobre la historia de nuestra civilización: el de logos.

La palabra razonada es fuente de sabiduría, y sólo a su través podremos escuchar la voz de la Inteligencia, a quien Juan Ramón le pediría dos mil quinientos años más tarde que le concediera el nombre exacto de las cosas. Únicamente por medio de la palabra se despliega, liberada de mordazas, nuestra potencialidad de raciocinio y de aprehensión vital. Sólo ella nos proporciona el verdadero Conocimiento.

La idea del logos griego pasa a Roma como verbum, vocablo con el que San Jerónimo traduce en la Vulgata el embrión del evangelio de San Juan, en griego: “Y al principio era el logos, y el logos era con Dios, y el logos era Dios”. El logos cristiano se asimila a la Sabiduría misma, al Espíritu donde radica la esencia del Universo, ergo Dios. He aquí que la Palabra es el elemento axial de los tres pilares de nuestra civilización: Grecia, Roma, Cristianismo.

Hoy, los planes educativos que venimos padeciendo en España desde hace demasiado tiempo siguen despreciando la asignatura que celebra el rito de la palabra. La reducción horaria con respecto de hace unos años es evidente. En segundo de Bachillerato esta es de un 66% menos para la misma cantidad de materia.

Pero la de Lengua y Literatura no es la disciplina peor parada. Los tres basamentos de nuestra civilización no superan hoy en el ámbito académico la calificación de meros, absurdos e inútiles residuos.
Joaquín María Cruz Quintás

Heráclito en la Escuela de Atenas  

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