JOAQUÍN MARÍA CRUZ QUINTÁS (Jaén, 1981) es licenciado en Filología Hispánica por la UJA. Doctorando en posesión del Diploma de estudios avanzados (DEA), otorgado por las Universidades de Jaén y Granada, dentro del Programa interuniversitario de doctorado El Veintisiete desde hoy en la literatura española e hispanoamericana (La Edad de Plata). Profesor de Lengua castellana y Literatura y Latín en el I.E.S. Ruradia (Rus, Jaén).

Retazos de fraseología y léxico jaenés (III)

- Platete: Me sugiere tal vocablo un familiar y tocayo mío afincado en Madrid. Con este curioso término se ha designado en Jaén, desde siempre, al tapón metálico que sirve para cerrar herméticamente las botellas de cristal, por otro nombre “chapa”, voz esta última de carácter onomatopéyico, por imitar el sonido que se origina al destapar la botella. “Platete” viene a ser diminutivo cariñoso de plato, empleado por los niños jaeneses quienes, con las chapas boca arriba y esparcidas sobre el suelo u otra superficie, jugaban (antes de la llegada de las videoconsolas) a colisionar unas con otras y aventajar posiciones a sus contrincantes. Estos objetos reciben otro nombre similar en Cádiz (“platillos”) o incluso en Castilla y León (“platis”).
- Roseta(s): Jamás en Jaén se nominó con la voz “palomitas” a los granos de maíz tostados hasta la explosión. Nunca, hasta el inevitable efecto globalizador que trajo la televisión. “Roseta” viene a ser, de nuevo, un diminutivo, en esta ocasión de “rosa”, que es el nombre que reciben estos aperitivos en Granada o Almería. Un rosa pequeña, cuya forma asemeja lo que se come en la capital giennense la noche víspera de San Antón, 16 de enero, al calor vivísimo de las lumbres de plazoleta. Y que, a mi modo de ver, es metáfora mucho más acertada que la de “palomita”. De ahí que personalmente disfrute sometiendo a caza de brujas a quienes, en Jaén, utilizan este último término.

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