- Tallo: Tampoco en Jaén se utilizó nunca la voz “churro” para referirse a esa especie de buñuelo aceitoso y empachoso que la gente gusta de mojar en chocolate caliente. En el Santo Reino siempre se lo denominó “tallo”, por su semejanza con esta parte de algunas plantas. Sin embargo, el efecto globalizador que han supuesto los medios de comunicación de masas acabó por imponer el término actual. “Churro”, palabra cuyo primer testimonio escrito conservado es de 1884, deriva de la voz “churre” -de origen probablemente prerromano, apunta Corominas- y cuyo significado es el de “pringue gruesa y sucia”. Su origen es murciano y manchego, regiones cuyos habitantes eran conocidos antaño por el nombre de “xurros”, en el sentido metafórico de “groseros”.
- Ochío / hochío: La RAE recoge en su diccionario el término “hochío” –con hache- y lo define como “torta de aceite de la que hay distintas variedades, unas dulces y otras con sal y pimentón.” No he visto nunca en Jaén esa palabra escrita con hache, lo cual pudiera tener una fundamentación semántica, ya que, como escribe Rafael Ortega Sagrista en Escenas y costumbres de Jaén, el “ochío” recibe ese nombre –sin hache- por ser la octava parte de un pan, lo cual parece tener buena lógica.
- Ochío / hochío: La RAE recoge en su diccionario el término “hochío” –con hache- y lo define como “torta de aceite de la que hay distintas variedades, unas dulces y otras con sal y pimentón.” No he visto nunca en Jaén esa palabra escrita con hache, lo cual pudiera tener una fundamentación semántica, ya que, como escribe Rafael Ortega Sagrista en Escenas y costumbres de Jaén, el “ochío” recibe ese nombre –sin hache- por ser la octava parte de un pan, lo cual parece tener buena lógica.